Satélite artificial
Los satélites artificiales son dispositivos creados por el ser humano, y poseen la capacidad de enviar y recibir información. Suelen orbitar alrededor de la Tierra u otro cuerpo celeste, y pueden tener varias formas, tamaños y pesos.
Estos dispositivos han cobrado gran importancia en los últimos años. Compañías y organizaciones de todo el mundo se sirven de ellos para ofrecer servicios de comunicación, como llamadas telefónicas, la televisión digital o Internet. Otra función común es la monitorización de la atmósfera y superficie terrestre, ya sea por fines preventivos o de investigación.
En la actualidad, miles de satélites activos orbitando la Tierra, además de otros miles inactivos que aún permanecen en órbita. Existen otros que fueron enviados al espacio para monitorizar diferentes planetas y satélites naturales, como la Luna, así como diferentes partes del sistema solar.
Uno de los satélites más conocidos es Sputnik 1, que fue el primer satélite artificial enviado en 1957 por la Unión Soviética. Tenía una forma esférica y su función era obtener datos sobre la densidad atmosférica. Permaneció en órbita por unos tres meses hasta que cayó a la superficie.
Otro satélite artificial de renombre fue Explorer I, enviado por Estados Unidos en 1958 y que descubrió las bandas magnéticas de la Tierra, desde entonces llamadas cinturones de Van Allen. Algunos más que merecen mencionarse son Terra y Landsat 8, esenciales en la observación de la Tierra, y Starlink de SpaceX, cuyo objetivo es potenciar el acceso a Internet.
Para qué sirven los satélites artificiales
Los satélites, gracias a sus capacidades de telecomunicación, y de recepción y envío de datos, se utilizan en muchos ámbitos. Uno de los usos más comunes en la vida cotidiana es la navegación mediante GPS.
Los sistemas de navegación incluidos en nuestros teléfonos, vehículos modernos y dispositivos dedicados a ello se nutren de la comunicación vía satélite. Para saber adónde tenemos que ir, los satélites detectan la posición de los dispositivos y del destino, y así aproximan las rutas y tiempos de llegada.
Los satélites artificiales también sirven para realizar llamadas con teléfonos satelitales. En vez de servirse de antenas y estaciones de comunicación, estos teléfonos aprovechan los satélites para facilitar la comunicación entre personas.
Hoy en día, varias cadenas de televisión se sirven de los satélites para retransmitir noticias, películas, series, eventos deportivos y más. No es un método muy extendido, pero ha cobrado importancia por el aumento de compañías dispuestas a construir y enviar satélites a la atmósfera.
Otro uso de los satélites artificiales es el Internet. Un ejemplo son los satélites Starlink de SpaceX, cuya finalidad es la de llevar Internet a zonas de difícil acceso.
Finalmente, algunos satélites artificiales pueden captar imágenes de la Tierra u otros planetas, que sirve para:
- Detectar los cambios climáticos que sufre una zona a lo largo del tiempo.
- Prevenir incendios mediante la detección de terrenos sobrecalentados.
- Optimizar la actividad agraria y ganadera, pues el análisis de imágenes nos puede informar del estado de los pastos, la cantidad de biomasa, la falta o exceso de agua, etc.
- Percibir los relieves del terreno y la geografía de cada zona para elaborar mapas de navegación o mapas topográficos.
- Obtener información sobre lugares de difícil acceso en la Tierra, o de la atmósfera y superficie de otros planetas.
Características de los satélites artificiales
- Los satélites artificiales se diferencian de los naturales, como la Luna, por ser creados por el ser humano.
- Los satélites artificiales suelen orbitar cuerpos celestes, como la Tierra, la Luna, Marte u otros planetas.
- Pueden tener una forma esférica, cilíndrica o cónica, o tener una forma compleja si son de gran tamaño.
- Suelen integrar paneles solares como fuente de energía primaria.
- Siguen una ruta prefijada que se mantiene a lo largo de su ciclo de vida.
- Son lanzados por un cohete que los sueltan al alcanzar la altura, velocidad y orientación adecuadas.
- Algunos satélites pueden verse desde la superficie terrestre, especialmente de noche.
Tipos de satélites artificiales
Los satélites artificiales se clasifican de diferentes formas: según la altitud orbital, la dirección de la órbita, la funcionalidad, y el peso y tamaño. Veamos a continuación estas cuatro clasificaciones.
Satélites artificiales según la altitud orbital
Los 6 tipos principales de satélites en función de su altitud orbital son:
- Órbita terrestre baja (LEO): los satélites ubicados en esta órbita se hallan solamente entre 160 y 1600 kilómetros, con un periodo orbital entre 90 y 150 minutos. Son ideales para la toma de imágenes de alta resolución, por lo que suelen usarse para la actividad agraria y ganadera, creación de mapas topográficos y reconocimiento militar.
- Órbita heliosíncronos (SSO): en este caso, los satélites comparten una porción de la altitud orbital de los LEO, situándose entre 600 y 800 kilómetros de altura. En este caso, los satélites se lanzan de forma que crucen la misma zona a la misma hora cada día, de forma precisa. Esto sirve para observar puntos concretos de la Tierra y monitorizar el medio ambiente.
- Órbita terrestre media (MEO): aquí se encuentran los satélites que orbitan entre 5000 y 20000 kilómetros de altura. Son ideales para los servicios de posicionamiento y navegación GPS, así como la comunicación por teléfono. Su periodo orbital suele oscilar entre 2 y 12 horas.
- Órbita de transferencia geoestacionaria (GTO): en este caso, los satélites pueden ubicarse entre 20000 y 35786 kilómetros de altura. Este rango de altitudes orbitales es el que alberga el mayor número de satélites artificiales. El periodo orbital puede variar entre 12 y 24 horas.
- Órbita geoestacionaria (GEO): estos satélites viajan exactamente a 35786 kilómetros de distancia sobre el ecuador de la Tierra, y poseen un periodo orbital idéntico a la del planeta. Esto les permite cubrir bastante superficie, lo que ayuda en servicios de comunicación como los teléfonos o la televisión, y monitorizar la meteorología a gran escala.
- Órbita alta terrestre (HEO): son aquellos satélites que orbitan por encima de la órbita geoestacionaria, y suelen describir una órbita muy elíptica con un periodo orbital mayor al de la Tierra.
Satélites artificiales según la dirección de la órbita
En cuanto a la dirección que describen las órbitas de los satélites artificiales, podemos mencionar estos tipos:
- Geoestacionario: son aquellos satélites que orbitan de este a oeste.
- Polar: estos satélites viajan de norte a sur y viceversa, atravesando los dos polos a lo largo de su trayecto.
Satélites artificiales según su funcionalidad
Acorde a la funcionalidad de los satélites, podemos hablar de los siguientes tipos:
- Satélites de comunicación para teléfonos, televisión, Internet o radio.
- Satélites de navegación GPS y similares.
- Satélites meteorológicos y de observación de la Tierra.
- Satélites astronómicos, usualmente enviados al espacio o a la órbita de otros cuerpos celestes.
- Satélites de reconocimiento, de uso militar.
- Satélites de energía solar, que almacenan energía captando la luz solar.
Satélites artificiales según su peso y tamaño
Finalmente, los satélites se clasifican según su peso y tamaño. Por ejemplo, los grandes satélites pesan más de 1000 kilogramos, mientras que los medianos pesan entre 500 y 1000 kilogramos. Aparte de esos, también están los siguientes:
- Minisatélites: son satélites que pesan entre 100 y 500 kilogramos.
- Microsatélites: son satélites que pesan entre 10 y 100 kilogramos.
- Nanosatélites: son satélites que pesan entre 1 y 10 kilogramos.
- Picosatélites: son satélites que pesan menos de 1 kilogramo.
Cómo funcionan los satélites artificiales y cómo se mueven
Los satélites se comunican entre ellos y con otros dispositivos gracias a las antenas que tienen integradas. Con ellas, cada satélite posee la capacidad de enviar y recibir datos, que luego pueden traducirse a formato de audio, imagen o texto.
Ahora, hay otras partes esenciales que cada satélite debe tener para su correcto funcionamiento. Por ejemplo, han de tener una fuente de energía, que usualmente es una combinación de paneles de energía solar y batería.
Otra parte esencial es un sistema para almacenar y procesar los datos que recibe. Los satélites se programan previo a su lanzamiento según la función que van a cumplir, pues ha de llevar a cabo gran parte de los procesos sin intervención humana.
Los satélites artificiales también deben tener algún tipo de sistema de control remoto, de forma que pueda ser manipulado desde una estación terrestre. Es así que se puede ajustar la orientación del satélite; cambiar la toma de imágenes en luz visible a infrarrojos y viceversa; reprogramar alguna función; etc.
En cuanto a su movimiento, los satélites artificiales se sirven de la gravedad y una velocidad de desplazamiento constante para mantener sus órbitas. Antes de orbitar, los satélites artificiales son transportados por cohetes programados para soltarlos a la altura y velocidad correspondiente. Una vez comienzan su órbita, la mantienen durante todo su ciclo de vida.
La trayectoria de los satélites puede variar. Por ejemplo, muchos satélites se mueven de forma circular, pero los hay que describen una trayectoria más elíptica, aproximándose y alejándose de la Tierra en diferentes momentos del día.
Vea también Ubicación geográfica.
Cómo citar: Rhoton, Stephen (26/07/2024). "Satélite artificial". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/satelite-artificial/ Consultado: