Sentido del olfato

Stephen Rhoton
Revisado por Stephen Rhoton
Graduado en Ingeniería de Sistemas Biológicos

El sentido del olfato es aquel que nos permite percibir y distinguir los olores. Es uno de los cinco sentidos que poseemos los seres humanos y un gran número de animales.

El órgano principal del sentido del olfato para el ser humano es la nariz, incluyendo las fosas nasales. En ellas se hallan los nervios y células, que detectan los olores, y el bulbo olfatorio, que transmite la información al cerebro, otro órgano clave en el olfato. Tras un proceso que sucede casi al instante, logramos identificar o descubrir aromas.

Un hombre oliendo una flor.

El olfato varía en función de la especie animal. A diferencia de los seres humanos, hay especies que poseen células sensoriales en las antenas o cerca de la boca, como es el caso de los insectos. Sumado a esto, varios animales poseen un sentido olfativo más desarrollado que nosotros, como los perros, osos o tiburones.

Función del olfato

La función principal del sentido del olfato es la de detectar partículas y sustancias químicas suspensas en el aire, sin contacto físico. Detectamos estas partículas al respirar, mediante receptores de la cavidad nasal que identifican qué sustancias hay cerca de nosotros.

El sentido del olfato también presenta otras funciones. Una de ellas es la de percibir si un alimento está en buen estado o no. Como el olfato está estrechamente relacionado con nuestra memoria, sabemos cómo ha de oler una comida u otra. Cuando notamos que emana un aroma poco agradable, diferente a lo esperado, es muy probable que esté en mal estado.

Ahondando en el tema de los alimentos, el olfato coopera con el sentido del gusto para que experimentemos una gama extensa de sabores. Al comer, los alimentos desprenden un aroma que nuestras fosas nasales captan, intensificando la sensación percibida por el gusto. Si no fuera por el sentido del olfato, las comidas tendrían poco sabor.

Además, el olfato nos ayuda a reaccionar ante peligros. Por ejemplo, cuando estamos en casa y de repente olemos humo, miramos rápidamente por todo el hogar para ver si hay fuego, y así apagarlo antes de que se extienda. Sin el olfato, no nos daríamos cuenta hasta ver el humo o fuego.

Por último, los olores también pueden evocar emociones en nosotros. Por ejemplo, cuando notamos un olor que nos encanta, como un tipo de flor en concreto, nuestro estado de ánimo mejora.

Partes del olfato

El sentido del olfato y las diferentes partes implicadas.

La anatomía del olfato parte de la nariz hasta el cerebro. En concreto, las partes que constituyen el olfato son:

  • Nariz: ubicada entre los ojos y la boca, se trata de la parte externa del sentido olfatorio. Se divide interiormente por un tabique vertical y dos cavidades llamadas fosas nasales. Aquí es donde entran los aromas que detectamos, así como el aire que respiramos.
  • Fosas nasales: son secciones huecas en el interior de la nariz y el cráneo, y que sirven como soporte para otras partes implicadas en el sentido del olfato.
  • Cornetes: son estructuras óseas recubiertas de mucosa nasal, ubicadas en las partes laterales de las fosas nasales. Se encargan de humidificar, calentar y filtrar el aire que respiramos.
  • Mucosa nasal o pituitaria roja: es la mucosa que cubre los cornetes y toda la parte interior de las fosas nasales. Cumple una función similar a los cornetes, y sobre ella sobresalen los cilios.
  • Cilios o vellosidades: son pelos pequeños y finos que cooperan con los cornetes en la función de filtrar el aire, captando sustancias que puedan ser dañinas para el organismo.
  • Nervios olfatorios o pituitaria amarilla: son células situadas en el epitelio olfatorio, la porción superior de las fosas nasales. Contienen los nervios encargados de transmitir impulsos nerviosos al cerebro, y que activan respuestas ante estímulos olfativos. Es decir, es gracias a estos nervios que detectamos y diferenciamos los olores.
  • Lámina cribosa: es la sección del hueso etmoides que contiene perforaciones para dejar pasar los axones. Se ubica entre la parte superior de las fosas nasales y el bulbo olfatorio.
  • Axones: son ramificaciones de las células olfatorias, cuya función es transmitir impulsos de los nervios olfatorios al bulbo olfatorio.
  • Bulbo olfatorio: es la región del sistema nervioso central del cerebro que procesa la información procedente del epitelio olfatorio, capaz de detectar los olores. Después de procesar la información, la dirige a estructuras superiores del cerebro mediante el tracto olfatorio.

Finalmente, la información procedente del bulbo olfatorio viaja directamente a dos estructuras del sistema límbico. Por un lado, está la amígdala, que se encarga de procesar las emociones, y por el otro lado, el hipocampo, una región relacionada con la memoria y el aprendizaje.

Características del olfato

  • El olfato es el tercer sentido que más utilizamos los seres humanos, por detrás de la vista y el oído.
  • Cada ser humano contiene centenares de receptores olfativos. De hecho, en nuestro ADN tenemos unos 1000 genes dedicados a este sentido; no obstante, nuestro olfato está mucho menos desarrollado comparado con otros seres mamíferos, como los perros.
  • Nuestra capacidad de oler va mano a mano con lo volátil que sea una sustancia u otra. Por ejemplo, una piedra de granito no suelta un aroma, por lo que no podemos olerla.
  • A pesar de tener bastantes receptores olfativos, hay sustancias que los seres humanos no podemos oler o detectar su presencia con el olfato, como el oxígeno, el agua o el dióxido de carbono.
  • Los recuerdos relacionados con un olor suelen ser más intensos que con otros sentidos. Esto sucede porque el olfato se conecta directamente con áreas del cerebro que intervienen en nuestras emociones y memoria.
  • El sentido del olfato comparte espacio con la primera parte del sistema respiratorio; en concreto, la nariz y las fosas nasales.
  • El olfato y el gusto están estrechamente relacionados. Cuando comemos, detectamos los sabores a través de las papilas gustativas de la lengua, así como el olor que proviene del aroma de las comidas que masticamos. Por eso, cuando nuestro olfato no funciona bien por una infección o enfermedad, el sentido del gusto queda comprometido.

Patologías y disfunciones olfativas

Existen diferentes enfermedades que afectan a nuestras capacidades olfativas. Las más destacadas son:

  • Anosmia: pérdida del olfato.
  • Hiposmia: reducción de la sensibilidad a los olores.
  • Sinusitis: la mucosa de los senos paranasales se inflama, acompañado de fuertes dolores de cabeza.
  • Rinitis: afecta a la mucosa nasal, acompañada de estornudos, obstrucción, secreciones nasales y falta de olfato.
  • Pólipos: unos tumores que pueden aparecer en las fosas nasales, en las membranas de las mucosas irritadas.

Además, existen ciertas otras enfermedades o tratamientos que pueden afectar indirectamente al olfato, como:

  • Parkinson.
  • Alzheimer.
  • Enfermedades endocrinólogas.
  • Disturbios nutricionales.
  • Problemas respiratorios.
  • Tumores en la nariz o cerebro.
  • Traqueotomía.
  • Ingesta de medicamentos.

Ver también Los 5 sentidos.

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Cómo citar: Significados, Equipo (09/05/2024). "Sentido del olfato". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/olfato/ Consultado:

Stephen Rhoton
Revisado por Stephen Rhoton
Stephen se graduó en 2017 en Ingeniería de Sistemas Biológicos, y finalizó en 2020 los estudios del máster en Tecnologías Facilitadoras para la Industria Alimentaria y de Bioprocesos. Cursó ambos en EEAABB (Escuela de Ingeniería Agroalimentaria y de Biosistemas de Barcelona).
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