El Tacto
El tacto es el sentido que nos permite percibir las formas, consistencias y las texturas de los objetos cuando entramos en contacto con ellos. También nos sirve para expresar afecto y seguridad hacia otras personas.
El órgano del tacto es la piel, la membrana que envuelve el cuerpo en su totalidad. En la piel se encuentran las terminaciones nerviosas destinadas a recoger los estímulos táctiles. Estos estímulos pueden ser una caricia, el roce de un objeto, la presión sobre una parte del cuerpo, las vibraciones, entre otros.
El tacto se caracteriza por ser el más extenso de los sentidos, ya que no se concentra en una única región del cuerpo. Se desarrolla muy temprano en el embrión humano, antes que el resto de los sentidos. Además, es un sentido mecánico, es decir, depende del contacto directo con la piel.
La importancia del tacto va más allá de simplemente tocar y reconocer objetos. La estimulación del tacto de forma temprana en los bebés está relacionada con su sobrevivencia y desarrollo. Los bebés que son acariciados tienen menos enfermedades y mejor conducta que aquellos privados del contacto humano.
Uno de los ejemplos más notables de la importancia del sentido del tacto es la posibilidad de que personas puedan leer a través de sus dedos. El alfabeto Braille se desarrolló para posibilitar la experiencia de la lectura por parte de las personas con deficiencias visuales. Este sistema de escritura presenta conjunto de puntos en relieve como un carácter que puede ser descodificado con la punta de los dedos.
La piel: el órgano del tacto y sus partes
La piel es el órgano más extenso del cuerpo humano. Se compone de dos capas, una capa externa o superficial, llamada epidermis, y una capa profunda o dermis. Estas capas descansan sobre una capa de tejido subcutáneo, rico en grasa.
La epidermis (del latín epi, sobre y dermo, piel) está formada por capas de células. Estas capas se renuevan constantemente.
La dermis es la capa gruesa de tejido conectivo por debajo de la epidermis. En la dermis se insertan los folículos pilosos (desde donde brotan los pelos), las glándulas sudoríparas y las glándulas sebáceas. También se encuentra el colágeno y otras fibras elásticas formando una red.
Toda la superficie de la piel está cubierta por terminaciones nerviosas, responsables por captar las sensaciones y transmitirlas a los nervios. La mayor parte de las terminaciones captan una sensación específica, numerosas en las yemas de los dedos, y en general, se agrupan alrededor de los folículos de los pelos de la piel.
Receptores del tacto y otras sensaciones
En la piel se encuentran tanto los receptores para el tacto como los receptores del dolor (nociceptores) y los receptores térmicos (cambios de temperatura). A continuación describiremos cada uno de ellos:
- Corpúsculo de Meissner: se encuentran en el estrato papilar de la piel, en especial la piel sin pelos, como en las puntas de los dedos, las palmas de las manos y las plantas de los pies. Son mecanorreceptores de adaptación rápida, es decir, reaccionan ante estímulos táctiles, presión y contacto muy leves.
- Discos de Merkel: células de Merkel o terminación nerviosa de Merkel son los mecanorreceptores de adaptación lenta que reaccionan ante la deformación de la piel. Esto implica que estos receptores se adaptan lentamente a los estímulos y continúan enviando señales por la fibra nerviosa mientras dura el estímulo.
- Corpúsculo de Pacini: son mecanorreceptores de adaptación muy rápida que reaccionan específicamente ante vibraciones. Poseen una cápsula de tejido conectivo bastante desarrollada y miden varios milímetros de largo. Tiene forma de huevo con capas que rodean un espacio central donde se encuentra un terminal axónico.
- Corpúsculo de Ruffini: son receptores térmicos de calor y se encuentran en la dermis de la piel con pelo. Su estructura está formada por un haz de fibras de colágeno rodeado por una vaina de tejido conectivo.
- Terminaciones nerviosas libres: sensibilidad a estímulos mecánicos, térmicos y dolorosos.
Cómo funciona el sentido del tacto
El sentido del tacto, como los otros sentidos, depende del Sistema Nervioso Central para procesar la información. Para esto, existen diferentes tipos de receptores que se comunican con el cerebro a través de las redes nerviosas. Los receptores del tacto de la superficie de la piel reciben el estímulo mecánico del exterior (un roce, una caricia, un pellizco, un golpe, etc.).
Cada tipo de receptor resulta muy sensible a una clase de estímulo sensitivo para el que está diseñado. Estos receptores transforman el estímulo externo en una señal eléctrica interna o impulso nervioso, que viaja por los nervios sensoriales periféricos hasta la médula espinal.
Desde la médula espinal el impulso nervioso continúa hasta los centros cerebrales, donde se procesa la información y se determina el tipo de sensación que recibimos. Por eso, las personas que tienen problemas en la médula espinal pierden las sensaciones táctiles, dependiendo de la zona afectada.
Vea también: Los 5 Sentidos.
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Geneser, F. (2009) Histología sobre bases biomoleculares 3era ed. Editorial Médica Panamericana. Buenos Aires
Hall, J. E. (2016). Guyton & Hall. Tratado de fisiología médica 13 ed. Elsevier.
Cómo citar: Significados, Equipo (18/04/2023). "El Tacto". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/tacto/ Consultado: