Resistencia
La resistencia física de un ser humano es la capacidad física de soportar una fuerza o actividad durante un tiempo prolongado. Está ligada a nuestra capacidad pulmonar, estado físico y la capacidad de los músculos de soportar fuerzas sin fatigarse.
En concreto, la resistencia física sirve para realizar toda actividad que requiera un esfuerzo físico. Es gracias a esta resistencia que podemos desplazarnos, mover cajas, arreglar muebles o realizar trabajos de gran intensidad física.
El buen funcionamiento de los pulmones y el corazón juega un papel fundamental en la resistencia física. Son órganos imprescindibles para tomar el oxígeno y transportarlo a todo nuestro organismo. Sin el oxígeno, no tendríamos la energía necesaria para llevar a cabo actividades.
Podemos ver una clara diferencia en la resistencia de un maratonista profesional comparado con alguien que lleva una vida sedentaria. El maratonista corre varias horas cada semana a modo de práctica, mejorando su capacidad pulmonar y la resistencia a la fatiga. Si la persona sedentaria trata de correr una maratón, se cansaría a los pocos minutos.
Tipos de resistencia física
En la Educación Física, se distinguen varios tipos de resistencia: la aeróbica, la anaeróbica, y la muscular.
Resistencia aeróbica
La resistencia aeróbica o aerobia se refiere a todo esfuerzo físico en el que respiramos más oxígeno del que consumimos. Es decir, podemos realizar dicha actividad durante un tiempo extendido, pues reponemos oxígeno mediante la respiración.
Los ejercicios de baja intensidad están relacionados con la resistencia aeróbica. Ir de excursión, trotar lentamente, mover objetos en casa o entrenar en artes marciales son actividades en los que consumimos poco oxígeno a lo largo del tiempo.
La capacidad pulmonar y nuestro estado físico influyen en la resistencia aeróbica. Por un lado, una mayor capacidad pulmonar nos permite inhalar más oxígeno, obteniendo así más energía. Por el otro lado, un buen estado físico retrasará la fatiga, y por ello, nuestro cuerpo se resentirá menos conforme llevemos a cabo el esfuerzo.
La resistencia aeróbica siempre está presente en toda actividad física que hagamos, por lo menos durante unos segundos. El momento en que consumimos más oxígeno del que respiramos, pasamos al siguiente tipo de resistencia: la anaeróbica.
Resistencia anaeróbica
La resistencia anaeróbica o anaerobia se da cuando consumimos más oxígeno del que respiramos. En una actividad física de alta intensidad, se genera una deuda de oxígeno en nuestro cuerpo. Al rato, la falta de energía hará que nos fatiguemos y tengamos que parar la actividad.
La fatiga es más notoria y aparece antes en este tipo de resistencia. Los músculos pierden energía rápidamente, ya que la reserva de oxígeno se reduce mucho en pocos minutos o segundos, dependiendo del esfuerzo. Por ello, nuestro cuerpo se cansa pronto y se vuelve susceptible a lesiones y calambres.
Por ejemplo, actividades como correr a gran velocidad o el método Tabata (rutina de ejercicios de alta intensidad) ponen a prueba nuestra resistencia anaeróbica. Dentro de esta categoría, existen dos subtipos:
- La resistencia anaeróbica láctica: se da cuando realizamos un esfuerzo intenso de duración media, desde unos 30 segundos a un par de minutos.
- La resistencia anaeróbica aláctica: se da al llevar a cabo esfuerzos muy intensos, de hasta 15 segundos de duración. En este caso, la presencia de oxígeno es casi nula.
Resistencia muscular
Además de la resistencia aeróbica y anaeróbica, también podemos hablar de la resistencia de los músculos o fuerza de resistencia.
La resistencia muscular se relaciona con la capacidad de un músculo en soportar una fuerza de manera repetida o prolongada. Un músculo bien trabajado será capaz de sostener un esfuerzo por largos periodos de tiempo. En caso contrario, el músculo se fatigará pronto y tendrá que reposar antes de soportar más fuerza.
Levantar pesas, hacer abdominales o realizar sentadillas son algunos ejemplos de ejercicios que mejoran la resistencia muscular. Si ejercitamos bien nuestros músculos, seremos capaces de realizar varias repeticiones o de sostener un esfuerzo por mucho tiempo.
Ejemplos de actividades para entrenar la resistencia
- Practicar un deporte como fútbol, tenis, baloncesto o rugby son ideales de cara a incrementar todos los tipos de resistencia.
- Correr a un ritmo lento entre 15 y 30 minutos cada día, o una hora cada dos o tres días, con la finalidad de mejorar nuestra resistencia aeróbica.
- Dedicar sesiones de esprint, no solo para practicar y mejorar la aceleración y velocidad, sino para poner a prueba la resistencia anaeróbica.
- Integrar el método Tabata en el día a día, realizando ejercicios intensos durante 20 minutos. Esto ayuda a potenciar la resistencia anaeróbica y muscular.
- Nadar durante un rato es una de las mejores actividades para mejorar la resistencia aeróbica y muscular.
- Una rutina de ejercicios que incorpore dominadas, levantamiento de pesas, abdominales y sentadillas, entre otros, puede ser ideal para mejorar en resistencia muscular y aeróbica.
Vea también:
- Capacidades físicas
- Tipos de fuerza en Educación Física
- Flexibilidad (en Educación Física)
- Equilibrio (en Educación Física)
- Qué es la Educación Física
Cómo citar: Significados, Equipo (27/02/2024). "Resistencia". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/resistencia/ Consultado: