República romana
La república fue la forma de organización política que tuvo Roma entre el 509 a.C. y el 27 a.C. A diferencia de la monarquía, donde el poder se acumulaba en las manos de un rey, en el sistema de gobierno republicano, el poder político se distribuyó en diferentes instituciones.
De hecho, la palabra "república" se deriva de los vocablos latinos res 'cosa' y pública 'lo público', es decir, lo que pertenece a todo el pueblo. En la república el poder estuvo repartido entre instituciones como el senado, magistrados electos, asambleas populares, instituciones religiosas y, por supuesto, los cónsules.
La transición de la monarquía a la república en Roma ocurrió luego del derrocamiento del etrusco Tarquinio el Soberbio (509 a.C.), último de los 7 reyes del periodo monárquico. La expulsión de Tarquinio se debió a su forma despótica de gobernar y a los actos repudiables que había cometido, lo que causó indignación en la población.
Ello llevó al Senado, los patricios y otros personajes notables de la sociedad romana a estructurar un nuevo sistema político que evitara la concentración del mando en un solo individuo. El orden institucional republicano, aunque novedoso, no estuvo exento de tensiones por las diferencias sociales entre patricios y plebeyos.
Aun así, el periodo de la república representó una era de prosperidad y expansión para la civilización romana. En el transcurso de cinco siglos, Roma evolucionó y pasó a ser, primero, una ciudad importante en la Península Itálica. Luego, tras las Guerras Púnicas, se convirtió en la gran potencia del Mediterráneo.
Después de siglos de auge y expansión, la república experimentó una crisis prolongada a lo largo del siglo I a.C. Pugnas internas por el poder entre los generales de Roma llevaron a guerras civiles, como las de Julio César, quien se rebeló en contra de la corrupción del senado y de Pompeyo.
El ascenso al poder de Julio César como dictador fue reprobado por senadores que planificaron un complot para asesinarlo en los Idus de Marzo del 44 a.C. Su muerte trajo más inestabilidad política y conflictos militares internos.
Estos años de vaivén por el poder solo finalizaron con las victorias militares y la admiración que alcanzó su sobrino nieto, Octaviano. Octaviano consiguió vencer a Marco Antonio en la batalla de Accio 31 a.C., y alcanzó una popularidad creciente en la capital romana. El senado le ofreció entonces el título de Príncipe y de Augusto.
Para el año 27 a.C., Octaviano emergió como el primer emperador romano de facto. Aunque devolvió la estabilidad y la prosperidad a Roma, su preeminencia en el Estado marcó el fin de la estructura republicana de gobierno y el inicio del Imperio.
5 características de la República romana
En la época de la República romana (509 a.C.- 27 a.C.) se dieron importantes cambios políticos que transformaron al pequeño Estado monárquico en un vasto territorio, gobernado por instituciones complejas. Tales instituciones fueron dinámicas y surgieron paulatinamente, de acuerdo con las necesidades que presentó la república en momentos coyunturales de su historia.
Ahora observaremos lo que caracterizó al orden republicano.
1. Descentralización de poderes
El organo principal de gobierno era el Senado romano, cuyos miembros provenían de familias acomodadas. De ahí que en los orígenes de la república este tuviera una inclinación a favorecer los intereses de los patricios.
El senado ejercía funciones administrativas e intervenía en asuntos de política exterior e interior. Por ello, las decisiones de este cuerpo impactaban en la vida de toda la población. Por otro lado, estaban los magistrados, funcionarios que ejercían labores ejecutivas y jurídicas.
Entre los miembros de la magistratura, los principales eran los dos cónsules, jefes de Estado electos por un año. Solo si una situación grave lo ameritaba, uno de los cónsules podía ser nombrado "dictador", temporalmente, para asegurar el bienestar de la república.
Otros magistrados eran los pretores, ediles, censores y cuestores. Cada uno con un rango específico y dedicado a trabajos de administración de justicia, supervisión moral y de orden público, asuntos de tesorería y cobro de impuestos, así como también a la organización de los eventos públicos.
2. Marcadas diferencias sociales
La división fundamental de la sociedad romana era la que se daba entre patricios y plebeyos. Los patricios tenían origen noble, ostentaban privilegios y, por lo general, eran terratenientes acaudalados.
Mientras la mayoría de la población estaba compuesta por los plebeyos, ciudadanos romanos sin un estatus importante. Su participación en las decisiones públicas era nula en los orígenes de la república, pero ello cambió con el tiempo.
Las tensiones por la corrupción y el agravamiento de las desigualdades sociales generaron reclamos que modificaron el panorama institucional republicano. La legislación romana aceptó entonces la creación de asambleas y la figura de tribuno de la Plebe para dar representación a las multitudes.
3. Asambleas populares
La lucha de los plebeyos por obtener representación se reflejó en la creación de asambleas. Entre estas estaba la comitia tributa (comicios tribales), donde se reunían los romanos agrupados según sus familias o unidades territoriales. Ahí manifestaban sus opiniones y un magistrado tomaba decisiones.
La instauración de la figura del tribuno de la Plebe fue esencial para dar voz al pueblo, ya que este tenía derecho a veto en caso de que la decisión del magistrado fuera en contra del consenso popular.
Otro órgano importante fue la comitia centuriata (comicios de centurias). En esta asamblea se congregaban los soldados de Roma, y tenía la virtud de mezclar a miembros de diversos orígenes. En estos comicios se elegían magistrados y se aprobaban leyes. También se decidían los asuntos de guerra y paz.
4. Sociedad esclavista
A pesar de que la pugna entre patricios y plebeyos provocó la creación de asambleas representativas, hubo sectores de la población que nunca tuvieron derechos. Nos referimos a los esclavos.
La esclavitud fue fundamental por su importancia económica. Los esclavos se desempeñaban en múltiples oficios y solo su mano de obra permitió el desarrollo de la agricultura latifundista, la cual dio forma al modelo social y cultural romano.
5. Militarismo y expansionismo
El periodo de la república presenció el crecimiento brusco de los territorios romanos con base en las conquistas militares. En el siglo IV a.C. Roma se convirtió en la ciudad predominante de la Península Itálica, sobre todo luego de su victoria en las Guerras Latinas (340- 338 a.C.)
Los éxitos de Roma en Italia pronto los llevaron a entrar en conflicto con los cartagineses, que tenían colonias en la isla de Sicilia. Esto abrió paso a los diversos periodos de guerra entre ambas potencias que se disputaban el dominio del Mar Mediterráneo. A estos conflictos se le conoce como Guerras Púnicas.
Las 3 Guerras Púnicas se extendieron entre el 246 a.C. y el 146 a.C. Roma se vio amenazada en varios momentos por generales de Cártago. Estrategas como Aníbal Barca incluso acecharon los territorios republicanos. No obstante, el desenlace terminó favoreciendo a Roma.
Cuando Cártago fue finalmente derrotada, con la culminación de la tercera guerra púnica, Roma pasó a controlar los territorios de Sicilia, Córcega, Cerdeña, el Norte de África, el sur de la Península Ibérica y las Islas Baleares. Entonces el Mar Mediterráneo fue llamado Mare Nostrum por los latinos.
La cultura militar romana valoraba la lealtad al Estado, la disciplina y el ánimo de conquista. Esto los condujo a victorias en múltiples campañas que expandieron las fronteras administradas por la república. Pronto los romanos también incursionarían en las Galias y conquistarían a Grecia a lo largo del siglo I a.C.
Gobernantes de la República romana
El cargo político de cónsul era el que otorgaba más potestades durante el periodo republicano. Los cónsules eran así los magistrados principales del Estado. La tradición dictaba que se debían elegir dos cónsules para cada término, que correspondía a un año.
El objetivo de tener dos cónsules era que el poder ejecutivo no recayera sobre una figura que acumulara excesivo poder. Aun así, en tiempos convulsos, el senado podía recomendar el nombramiento de un dictador para resolver problemas puntuales.
En tiempos de guerra, los cónsules eran los jefes del ejército de Roma. Por tanto, eran envestidos con la figura de imperator. Pero esto no implicaba un cambio en la forma de gobierno. Solo con la transición de la república al imperio (27 a.C.), la figura del emperador tomó las facultades supremas del Estado.
La siguiente lista incluye cónsules que dejaron una huella importante en la historia de Roma.
Marco Furio Camilo (c. 446-365 a. C.)
Camilo provenía de una familia de patricios. Fue recordado y alabado por historiadores como Tito Livio y Plutarco, ya que su defensa de Roma ante los galos permitió que la ciudad pudiera mantenerse en pie a lo largo del siglo IV a.C.
En su carrera política fue Censor, tribuno con poderes de Cónsul, y el senado lo nombró dictador en cinco ocasiones.
Escipión el Africano (236 a.C.-183 a.C.)
Importante militar del periodo republicano. Su papel en la Segunda Guerra Púnica fue crucial, pues llegó a vencer al general cartaginés Aníbal Barca en la batalla de Zama (202 a.C.). Escipión fue Cónsul romano en dos oportunidades.
Cayo Mario (c. 158 a.C.- 86 a.C.)
Cayo Mario fue cónsul romano en siete ocasiones. Sus administraciones se caracterizaron por buscar llevar a cabo múltiples reformas. Entre estas, la reorganización del ejército romano y las reformas que favorecían a los plebeyos. Como militar se destacó por su victoria en la guerra de Jugurta.
Cneo Pompeyo (106 a. C.- 48 a. C.)
Otro destacado político y militar de la república romana, también conocido como Pompeyo el Grande. Fue cónsul en tres periodos y un destacado estratega en las campañas militares sobre Asia Menor.
Formó parte del primer triunvirato (gobierno de tres) con Julio César y Marco Craso. Pero la rivalidad entre Pompeyo y César los llevó a enemistarse. Esto condujo a la guerra civil romana entre el 49 y el 45 a.C.
Julio César (100 a.C.- 44 a.C.)
Julio César dejó una huella profunda en las estructuras institucionales del Estado romano. Al principio se destacó por sus victorias militares en las Galias. Luego, César accedió al consulado de Roma en cinco oportunidades. No obstante, en varios periodos no debió pasar por elecciones ordinarias, ya que su autoridad y prestigio luego de la guerra civil sentaron las bases para su "dictadura perpetua".
Aunque gozaba de gran popularidad, el senado y otros prominentes políticos temían que César se convirtiera de facto en el rey de Roma. Por ello, conspiraron contra él, y organizaron el atentado que llevó a su muerte en el 44 a.C.
Vea también:
Bibliografía
Brooks, Christopher (2019) Western Civilization: A Concise History, Volume I. Pressbooks.
Kovaliov, Serguei (2007) Historia de Roma. Ediciones AKAL
Le Glay, Marcel (2001) Grandeza y decadencia de la República romana. Cátedra.
Cómo citar: Arellano, Frank (13/03/2024). "República romana". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/republica-romana/ Consultado: