Virreinato
El virreinato era una entidad territorial, política y administrativa establecida por la Corona española en América durante la época colonial. Estos eran gobernados por virreyes que representaban los intereses del monarca de España en sus posesiones de ultramar, teniendo amplios poderes jurídicos y militares.
Los virreinatos españoles concentraban la autoridad política en aquellos territorios alejados de la metrópoli y que, por tanto, no podían ser supervisados por el rey directamente. De este modo, la autoridad de los virreinatos se situaba por encima de otras entidades como las capitanías generales, las gobernaciones, los corregimientos, alcaldías, etc.
Durante la época de la colonia española en América se crearon varios virreinatos, cada uno de los cuales tuvo una duración diferente. El que se prolongó por más tiempo fue el Virreinato de Nueva España, también llamado Virreinato de México, que perduró durante casi tres siglos.
Los virreinatos fueron:
El virreinato de las Indias (1493-1506): de corta duración, este consistió de las potestades otorgadas por los reyes católicos a Cristóbal Colón sobre las tierras por él descubiertas. No obstante, tras su muerte los derechos de sucesión estuvieron bajo disputa, quedando Diego (hijo de Colón) con jurisdicción limitada, como gobernador de la Isla La Española.
Virreinato de Nueva España (1535-1821): con la conquista de Tenochtitlán, los españoles pasaron a dominar vastos territorios continentales. El virreinato se estableció en 1535 y tuvo como capital administrativa a la ciudad de México. Sus dominios abarcaban desde California y Texas por el norte, hasta parte de Centroamérica al sur.
Virreinato del Perú (1542-1824): se fundó pocos años después de la conquista del imperio incaico. La capital se localizaba en Lima, y durante los siglos XVI y XVII tuvo autoridad sobre una porción enorme de Sudamérica. En el siglo XVIII, las reformas borbónicas segmentaron sus territorios, dando origen a otras unidades de gobierno.
Virreinato de Nueva Granada (1717-1819): fue creado en 1717 con el fin de administrar mejor los territorios del norte de Sudamérica. Aunque tuvo una pausa de casi 15 años, entre 1723 y 1739, luego se reconstituyó. La sede de su capital fue la ciudad de Santa fe de Bogotá, y ejerció autoridad sobre la actual Colombia, Ecuador, Panamá y partes de Venezuela.
Virreinato del Río de La Plata (1776-1814): con el fin de proteger mejor un área geográfica que comenzaba a cobrar importancia económica, la corona decidió crear el virreinato del Río de la Plata. Unió territorios que antes pertenecieron al sur del virreinato del Perú, entre estos, el Alto Perú (actual Bolivia), norte de Argentina, Paraguay y Uruguay.
La época virreinal llegó a su fin tras la crisis política que sacudió a la corona española y que generó la independencia de las naciones hispanoamericanas en el siglo XIX. En la actualidad, no existen virreinatos. El término se emplea en los estudios históricos para referir al tipo de gobierno que imperó durante la América colonial.
Virreinato de Nueva España
El virreinato de Nueva España existió entre los años 1535 y 1821. Su primer virrey fue Antonio de Mendoza y Pacheco, quien se mantuvo al mando durante casi 15 años, hasta 1550.
Los vastos territorios del virreinato se extendían desde California y Nuevo México por la América del Norte. Cubrían el actual México continental, que ejercía soberanía sobre las aguas del golfo de México, por el este. Al oeste, su administración llegaba hasta las islas Filipinas.
La capital del virreinato fue la Ciudad de México, establecida en el lugar de la antigua capital del Imperio Mexica, Tenochtitlán. Esta ciudad había caído en manos españolas el 13 de agosto de 1521, cuando los ejércitos de Hernán Cortés, junto con sus aliados indígenas, la tomaron.
Luego del periodo de la gubernatura de Cortés, y de la creación de las Audiencias, la importancia de la ciudad se mantuvo y fue elegida como la primera sede virreinal del continente.
El virreinato de Nueva España fue probablemente el más importante que tuvo el Imperio español. En sus territorios había tierras fértiles para los sembradíos y para la ganadería. Además, sus minas de plata y de otros minerales preciosos proporcionaron grandes riquezas para la corona.
Su relevancia comercial también preponderó, ya que contaba con puertos con salida a ambos océanos, el Pacífico y el Atlántico. Lo que facilitaba la exportación de plata y de bienes agrícolas, así como la importación de productos manufacturados.
Durante la época virreinal, las costumbres de los pobladores indígenas se modificaron, y surgió una sociedad mestiza. Aunque la lengua y las tradiciones españolas prevalecieron, muchos elementos mesoamericanos se incorporaron a una nueva identidad que iba emergiendo. Con el tiempo, esto se cristalizaría como una identidad propiamente mexicana.
Organización política de la Nueva España
El virreinato de la Nueva España tenía una forma de gobierno que obedecía al absolutismo monárquico. La autoridad del rey era suprema. Este era quien aprobaba la elección de los virreyes en América, una vez seleccionados por el Consejo de Indias.
Aun cuando la palabra del rey debía ser acatada en toda instancia, los virreyes podían tomar muchas decisiones relevantes. Se hallaban lejos de la Península Ibérica, por lo que se tomaban muchas atribuciones. Debajo de su autoridad se encontraban los capitanes generales, gobernadores, alcaldes mayores y corregidores.
Al lado de los virreyes también se encontraba una institución importante por su influencia en los valores sociales: la Iglesia Católica. Esta era una aliada del gobierno español, y la educación que propagó tenía como fin cristianizar y modelar súbditos obedientes, leales a la corona.
A principios del XIX, el virreinato entró en una crisis política y social que provocó la independencia de México. Lucha que inició con el grito de Miguel Hidalgo y Costilla, en septiembre de 1810. Tras años de guerra, el 27 de septiembre de 1821, el movimiento independentista mexicano obtuvo la victoria que disolvió al virreinato de Nueva España.
Características del virreinato
- Rígida jerarquía social: la sociedad virreinal se organizó en castas según el origen étnico de sus habitantes. Arriba se hallaban los funcionarios de origen europeo. Seguían los blancos criollos, quienes tenían algunos beneficios. Más abajo, indígenas y esclavos de origen africano fueron marginados.
- Religión católica: se consideraba a la doctrina de la iglesia como sagrada. Por tanto, esta ejerció poder aunado al apoyo que recibía de la monarquía. Aunque hubo otros cultos generados por el sincretismo cultural (que integraban creencias indígenas), estos quedaban al margen de las prácticas oficiales.
- Cultura mestiza: la mezcla de tradiciones fue común. Así emergieron manifestaciones artísticas propias de las regiones colonizadas. Incluso, hubo grandes movimientos, como el representado por el barroco americano en las artes plásticas y la arquitectura.
- Economía extractivista: la riqueza se generó principalmente por la actividad minera. Los grandes depósitos de plata y oro dinamizaban el comercio con la metrópoli y dejaban excedentes que se usaban en las propias colonias, donde era importante también la producción agrícola.
- Gobierno regido por un representante del rey: el virrey era escogido entre la nobleza castellana para velar por las posesiones de la corona española. Los virreyes estaban investidos de mucho poder, y a la vez que virreyes, asumían dignidades como la de gobernador general (autoridad política), intendentes de la Real Hacienda (autoridad administrativa), consejero de la Real Audiencia (influencia jurídica), y vicepatrono de la Iglesia (custodio de la fe e intereses comunes).
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Cómo citar: Arellano, Frank (24/09/2024). "Virreinato". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/que-es-el-virreinato/ Consultado:
