Neolítico
El Neolítico es el último de los periodos que conforman la Edad de Piedra. En este se dieron transformaciones sociales y económicas decisivas para el posterior desarrollo de la humanidad, pues en la era neolítica comenzó la práctica de la agricultura, la ganadería y aparecieron las primeras sociedades sedentarias.
Los cambios traídos por la agricultura y el sedentarismo hacia el 8000 a.C. fueron tan trascendentales en la Prehistoria que historiadores como Gordon Childe lo denominaron "Revolución Neolítica". La necesidad de planificar la siembra, de almacenar excedentes y distribuirlos, creó nuevas necesidades.
Así, la producción abundante de alimentos le brindó a los miembros de la sociedad la capacidad de especializarse en distintas tareas. Por tanto, la organización social de las poblaciones se volvió más compleja que la de los clanes de cazadores recolectores del Paleolítico.
Aunque la transición del Mesolítico al Neolítico empezó en Oriente Próximo hace unos 10 mil años, sus fechas de inicio y fin no se pueden universalizar. El fin del Neolítico llegó a Anatolia (actual Turquía) cerca del 6000 a.C., y al Medio Oriente (actuales Siria, Palestina y Jordania) hacia el 4500 a.C., cuando tales sociedades comenzaron a fundir metales.
Entonces el Neolítico fue la etapa de la Edad de Piedra que antecedió a la Edad de los Metales. Aparte de la agricultura, y la ganadería, otro avance neolítico fue que las herramientas de piedra eran talladas y pulidas, por lo que representaron mejoras en comparación con las herramientas más rudimentarias anteriores.
John Lubbock se sirvió del término "Neolítico" en la obra Prehistoric Times (1865) para referirse a esta Edad de Piedra Nueva. Compuso el término a partir de los vocablos griegos néos que significa ‘nuevo’, y lithikós, que se deriva de lithos, 'piedra'.
5 características del Neolítico
El neolítico trajo consigo cambios que guiaron la historia por un nuevo camino. El aumento de las poblaciones sedentarias, la capacidad productiva y la diversificación del trabajo, paulatinamente generaron desarrollos que con el tiempo llevarían al surgimiento de las primeras civilizaciones. Observemos qué caracterizó a este periodo:
1. Surgimiento de la agricultura y la ganadería
La invención de la agricultura posibilitó el incremento de la producción de alimentos. Las sociedades del creciente fértil en las que primero comenzaron las prácticas agrarias y de cría de ganado pasaron de ser recolectoras y depredadoras a productoras.
Entre los primeros cultivos en el Oriente Próximo estuvieron cereales como el trigo y la cebada, además de legumbres como las lentejas. Mientras que los primeros animales domesticados fueron las cabras, las ovejas y las vacas.
2. Establecimiento de poblaciones sedentarias
Con la producción y almacenamiento de alimentos, las personas no tuvieron que desplazarse a lugares diferentes para hallar su sustento. Los grupos humanos construyeron chozas, y luego casas de adobe. Se formaron aldeas en áreas fértiles y cercanas a fuentes de agua.
Estos asentamientos impulsaron la división del trabajo, con lo que vendrían nuevas prácticas sociales y formas de organización.
3. Elaboración de herramientas de piedra pulida
Las técnicas empleadas para la elaboración de herramientas mejoraron. Producto de esto fue la aparición de la piedra pulida, usada para hacer hachas, cuchillos y hoces.
Aunque buena parte de estos objetos eran usados en labores del campo, también sirvieron como nuevas armas. La piedra pulida se implementó en la confección de flechas y lanzas.
4. Artesanía de cerámicas y tejidos
Otro aporte del neolítico fue la invención de la alfarería. El trabajo con la arcilla y la cerámica se reflejó en la producción de vasijas, que posibilitaron el almacenamiento de líquidos.
El uso del mimbre para elaborar cestas también permitió el almacenamiento de granos. Asimismo, se desarrollaron técnicas de tejido con mejores agujas y con el uso de materiales como la lana y el lino, lo que permitió confeccionar ropa adecuada a las condiciones climáticas.
5. Construcciones megalíticas
Los monumentos megalíticos, o de grandes piedras, aparecen en distintos lugares de Oriente Próximo, Europa y África a lo largo del Neolítico. Tales estructuras hacen pensar a los expertos de su utilización en cultos religiosos, ceremonias u observaciones del cielo. Entres estos estaban:
- Menhires, piedras verticales, a veces colocadas individualmente, o a veces formando líneas.
- Dólmenes, sepulturas constituidas por piedras verticales que sostienen una horizontal.
- Crómlechs, monolitos dispuestos de forma circular, como los de Stonehenge, probablemente con propósitos rituales y de observación celeste.
Arte neolítico
Las manifestaciones artísticas se diversificaron durante el periodo neolítico, expresándose a través de distintos estilos en la pintura, la escultura, la cerámica, y la arquitectura de los monumentos megalíticos.
La pintura y el arte rupestre continuó acompañando a la humanidad. No obstante, ya en el neolítico brotan evidencias del arte practicado en los propios asentamientos, tal como lo demuestran las pinturas murales de Çatalhöyük.
En el mismo sitio arqueológico de Çatalhöyük también fue desenterrada la "estatuilla de la diosa sentada junto a dos felinos", hecha con arcilla cocida.
Sin embargo, los testimonios mejor conservados del arte neolítico son las estructuras megalíticas (menhires, dólmenes, crómlechs, y los túmulos de piedra, o cairns) esparcidas en diversos continentes.
Vea también:
Bibliografía
Gordon Childe (2012) Los orígenes de la civilización. Breviarios del F.C.E.
Steffan, Pamela; Alcaráz, Ana & Antiñir, Agustina (2021) Prehistoria: desde el origen de la humanidad hasta el surgimiento de las sociedades complejas. Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires. Tandil.
Foto de Portada: Complejo megalítico de Le Ménec, Carnac, Bretaña. Cortesía de Steffen Heilfort (CC BY-SA 3.0)
Cómo citar: Significados, Equipo (17/06/2024). "Neolítico". En: Significados.com. Disponible en: https://www.significados.com/neolitico/ Consultado: