Mitos cortos

Saasil Eek era una joven hermosa que, en cierta ocasión, miraba hacia el camino por donde debería regresar su enamorado, Kakaltékatl. Dicho camino es el que lleva hacia el emplazamiento actual de la ciudad de Uxmal.

La joven se impacientaba debido a la tardanza. Al pensar que la demora se debía a un castigo, ya que Kakaltékatl era enemigo de su tierra, comenzó la llorar. Cayó la noche y el padre de la joven, que la había estado mirando bastante tiempo, decidió castigarla por traicionar a su pueblo enamorándose de un enemigo. El castigo sería la muerte para Saasil Eek y Kakaltékatl, los dos jóvenes.

De la impresión, Saasil Eek cayó desplomada. Fue llevada una cueva junto al templo, donde fue enterrada. Sin embargo, su busto fue dejado fuera y se convirtió en piedra por la maldición que le echó su padre.

Quetzalcóatl, o serpiente emplumada, era un poderoso dios mesoamericano. Había enseñado numerosas cosas a los humanos, como cultivar o medir el tiempo.

Podía cambiar de forma, y en una ocasión que tomó la forma del dios del viento (Ehécatl), bajó al inframundo. El dios del inframundo y de la muerte era su padre, llamado Mictlantecuhtli. El motivo de su ida al inframundo no fue otro que el de robar los huesos de los muertos y, a partir de ahí, crear una nueva raza de humanos.

Cuando estaba saliendo del inframundo, a Ehécatl / Quetzalcóatl se le cayeron los huesos, que fueron picoteados por un ave. Los huesos perdieron su forma debido a los picotazos, por lo que la nueva raza humana salió deforme y condenada a la muerte.

En la mitología inca, Illapa era el dios del trueno y de la lluvia.

Este dios iba armado con un tirachinas, el cual utilizó para romper un jarrón lleno de agua. El ruido del tirachinas fue el del trueno, y la piedra lanzada brilló como un rayo. Del jarrón cayó agua, que fue la lluvia.

Como dios de la lluvia, su culto fue muy extendido, haciendo de él uno de los dioses más importantes de la mitología americana.

Medusa era una de las tres gorgonas, seres monstruosos que convertían en piedra a quien miraran. Sus cabellos eran serpientes y tenían colmillos semejantes a los de jabalí. Otras versiones dicen que Medusa tenía una extraordinaria belleza hasta que Atenea la transformó en un monstruo.

Perseo, hijo de Zeus y Dánae fue retado por el rey Polidectes a matar a una de las gorgonas: Medusa. Perseo fue ayudado por los dioses: Hermes le dio unas sandalias aladas para poder volar, Hades le dio un casco que lo hacía invisible y, Atenea, un escudo.

El héroe se adentró en la guarida de Medusa y utilizó el escudo de Atenea como espejo. De esta forma, podía ver a Medusa sin que ella lo mirara directamente a él y así evitar convertirse en piedra. Perseo le cortó la cabeza y la guardó en un saco.

La cabeza cortada conservaba la capacidad de transformar en piedra. Perseo la utilizó para tal fin al convertir en roca al monstruo que iba a devorar a Andrómeda y para petrificar a Polidectes.

De la sangre de Medusa nació Pegaso, el caballo alado.

El dios del mar, Poseidón, le ofreció a Minos, el rey de Creta un toro blanco. Este, en vez de sacrificarlo, se lo quedó, lo que provocó la ira del dios. Afrodita, diosa del amor, hizo que Pasifae, la mujer de Minos, se enamorara del toro. De la unión de ambos nació el Minotauro, un monstruo de cuerpo de hombre y cabeza de toro que se alimentaba de carne humana.

El Minotauro fue encerrado en el laberinto, construido por Dédalo, para que no pudiera salir. Tras una guerra en la que Creta venció a Atenas, los atenienses pagaban el tributo de catorce jóvenes para alimentar al Minotauro. Teseo, el hijo del rey de Atenas, Egeo, fue con ellos con la intención de matar al Minotauro.

Ariadna, la hija de Minos, se enamoró de Teseo y le dio un ovillo de hilo de oro. Ataría un extremo en la puerta del laberinto y lo iría desenrollando, de este modo bastaría con enrollarlo de nuevo para que no se perdiera. Teseo mató al Minotauro y pudo salir del laberinto.

Tras varios intentos fallidos de creación una raza humana, el titán Prometeo consiguió hacerlo. Su labor no terminó ahí, sino que le cogió cariño a los humanos y se erigió como su protector, guía y maestro. A él se le debe que la humanidad aprendiera a navegar y a manejar diferentes instrumentos, entre otras cosas.

Pero la humanidad no tenía fuego.

Una vez, los humanos sacrificaron un toro, pero no sabían si debían quedarse con los huesos y la piel y dar la grasa y la carne a los dioses, o al revés. Los dioses querían la grasa, que era la parte más sabrosa y estimada. Prometeo engañó a Zeus, el padre de los dioses: envolvió los huesos en grasa y la carne en la piel. Zeus cayó en el engaño y cogió la grasa, por lo que realmente obtuvo los huesos.

Enfadado, Zeus se negó a darle el fuego a los humanos. Prometeo lo robó y se lo dio a los humanos. Por este motivo, el titán tuvo un cruel castigo: sería encadenado por toda la eternidad a una roca donde un águila le comería cada día el hígado, el cual se regeneraría por la noche.

Al principio, solo existía el Ginnungagap (el vacío) y después aparecieron el Muspelhem (un mundo cálido) y el Nilfheim (un mundo gélido). En un lugar intermedio, la calidez del primero derritió el hielo del segundo, dando lugar a un gigante llamado Ymir. De su sudor nacieron gigantes, que fueron alimentados por la vaca Audhumia.

La vaca lamía la escarcha de las piedras y liberó así al gigante Buri, padre de Bor. Este tuvo tres hijos: los dioses Odín, Vili y Ve. Los tres se eran enemigos de Ymir, pero los hermanos lo mataron y su sangre formó ríos en los que se ahogarían los demás gigantes.

La Tierra fue creada por Odín, Vili y Ve a partir de los restos de Ymir. Las montañas se crearon a partir de los huesos, los lagos, ríos y mares, a partir de la sangre y el cielo, del cráneo.

Loki era un dios nacido de gigantes. Apuesto y de gran belleza, era conocido por sus engaños y malas artes. En una ocasión, ayudó a Höd (dios ciego) a matar con una flecha a Balder, hijo de Odín.

Al ser buscado por los demás dioses para darle castigo, Loki se transformó en un salmón. Odín descubrió el río donde se escondía y Thor lo capturó con una red. Los dioses pensaron un severo castigo por la muerte de Balder.

Junto a sus hijos, Loki fue llevado a una cueva y encadenado con pesados grilletes. Uno de ellos murió y sus entrañas fueron utilizadas para atar aún más a Loki. Además, pusieron una serpiente encima de Loki para que su veneno le cayera en la cara, produciéndole un fuerte dolor.

El castigo durará hasta la llegada del Ragnarök, momento en que Loki se libere.

Hijo de Lugh (dios del sol). Su nombre significa "perro de Culann (Cú Chulainn)" y tiene su origen en que montó guardia después de matar al perro guardián de Conchobar, su tío.

Conocido por su furia (también se le vincula al perro por su fuerza y ferocidaz), fue un intrépido guerrero. Pretendía a la bella Emer, pese a la oposición del padre de esta. Por ese motivo, convenció a Conchobar para que lo enviara a Escocia y así alejarlo de su hija. A su vuelta, escaló los muros de la del padre de Emer y se llevó a su amada.

Uno de los pasajes más famosos de la vida de Cuchulain fue el de la muerte de su amigo Ferdia. Durante un conflicto, Ferdia fue enviado a luchar contra Cuchulain. Tras varios días de combate, Ferdia puso una gran piedra bajo su túnica para protegerse. Cuchulain, en medio de uno de los ataques de ira de los que era preso en combate, traspasó la piedra e hirió a Ferdia.

Cuchulain lo cogió y lo llevó en brazos al otro lado del vado, para que no muriera en el lado de los enemigos.

El dios Brahma, en sus meditaciones, creó el universo según lo había visualizado. Sin embargo, lo descartó, ya que se basaba en una imagen y no en cómo sería realmente. Entonces, llegó la noche y con ella los demonios, que empezaron a multiplicarse.

Brahma volvió a meditar para recomenzar. Surgieron entonces el Sol y las estrellas, que empezaron iluminar la noche. Luego empezó a crear numerosos dioses para contrarrestar el gran número de demonios.

Fue creada Vak (la palabra), quien se unió Brahma y de ellos salieron los animales que poblaron la Tierra. Mientras se unían, Brahma y Vak cambiaban continuamente de forma, tantas veces como formas de vida crearon. Por tantos cambios de forma, Brahma forma parte de todos los seres vivos.

Había diez soles, hijos del emperador del cielo oriental, Di Jum, que se turnaban para brillar. Estos soles tuvieron la idea, como travesura, de iluminar la Tierra al mismo tiempo, en lugar de turnarse.

La presencia de diez soles brillando al unísono produjo demasiado calor en la Tierra, y los animales y plantas se abrasaron. La Tierra se sumió en una terrible sequía que desencadenó en una feroz hambruna. Di Jum les pidió que se retiraran nueve de ellos, pero no le hicieron caso.

El arquero de Di Jum, llamado Yi, enfurecido por la actitud de los soles, disparó sus flechas. Nueve de ellos murieron y tan solo quedó uno. Di Jum, como venganza, desterró y convirtió en mortal a Yi y a su esposa.

Kintaro ("niño de oro") fue un héroe dotado de una fuerza descomunal. Se crio en el bosque porque su padre, el guerrero Kintoki, fue desterrado debido a unas falsas informaciones por parte de sus enemigos. Por desgracia, murió sin haber conocido a su hijo, ya que Kintaro nació poco después del fallecimiento de su padre.

La gente que vivía en el bosque se quedó maravillada ante la gran fuerza del muchacho. Querido por todos los habitantes del bosque (y amigo de los animales), Kintaro los protegió ante los peligrosos monstruos que los acechaban. El monstruo más famoso de ellos fue la Araña de Tierra Gigante.

Posteriormente, Kintaro se convertiría en un famoso y reverenciado samurái.

Osiris, rey de Egipto, se casó con Isis, su hermana. Osiris era un rey querido y adorado por su pueblo. Seth, su hermano, sentía envidia tanto por el poder de Osiris como por tener a tan bella esposa.

Decidido a acabar con la vida de su hermano, Set engañó a Osiris, los metió en una caja sellada y la sumergió en las profundidades del Nilo. Isis recuperó el cuerpo sin vida y Set, para que no volviera a la vida, lo cortó en pedazos.

Neftis, esposa y hermana de Seth, recogió los pedazos y los envolvió, dándole vida a Osiris, quien descendió luego al inframundo. En este nuevo lugar, Osiris se convirtió en un nuevo señor (trono compartido con Anubis y Serket).

El dios Anansi solía adoptar la forma de araña. Su carácter era burlón y bromista, y poseía un gran ingenio para sobreponerse a cualquier contratiempo.

Una vez, un elefante (animal gigantesco y pesado), retó a otros animales a una competición que consistía en embestir. Como ningún animal contaba con la fuerza y potencia del elefante, el único que aceptó participar fue Anansi. La competición se desarrollaría de la siguiente manera: las primeras siete noches embestiría ele elefante, y las otras siete, Anansi.

Pero Anansi, conocido por su astucia e ingenio, engañó a diferentes animales para que estuvieran en su lugar, de modo que el elefante los embistió a ellos y no al dios araña. Esto sucedió las siete primeras noches. Al octavo día, Anansi cogió un martillo y una cuña y golpeó el cráneo del elefante, ganando de esta manera la competición.

Se llamaba Ngalyod, y era la Serpiente del Arco Iris. En algunas representaciones, esta serpiente tenía cuernos y una especie de cola semejante a la de cocodrilo. De mal temperamento, devoraba seres humanos.

En cierta ocasión, Ngalyod tenía mucha hambre, motivo por el comió varias aves. Como las serpientes no mastican, sino que tragan a su presas, las aves estaban enteras en su estómago. Intentaron salir del estómago mediante picotazos, hasta que abrieron un agujero y pudieron salir.

Pero cuando salieron, ya no eran aves, sino que tenían forma humana, dando lugar a la creación de una especie.

Antes, lo único que existía, aparte de la oscuridad, era un concha con forma de huevo llamada Rumia. Dentro de esta concha se encontraba el dios Tagaroa, quien se había creado a sí mismo.

Al salir de la concha, vio que no había nada, ni nadie, por lo que decidió iniciar la creación. Creó la bóveda celeste con una de las mitades de la concha, y la tierra fue creada con la otra mitad. Hizo la tierra a partir de su propia carne y con sus huesos hizo las montañas. Las nubes surgieron a partir de sus órganos.

De su interior empezaron a surgir los demás dioses, que lo ayudaron en la creación.